Explotar


¡Quiero un rollo enorme de papel de burbujas!.
Quiero explotar una a una, poco a poco, escuchando ese sonido que tanto lo caracteriza, y cuando me canse, todas de golpe... siento que lo necesito, hoy estoy con la sensación de que todo me desborda y lo contengo...no sé por cuanto tiempo. ¡Necesito esas burbujas!

¿A quien no le gusta explotar esas pequeñas bolitas? A mi desde luego me encanta...

Creo que es uno de los ejercicios de relajación más efectivo en cualquiera de sus modalidades.
Puede ser explotando una a una, sintiendo como el aire presiona las paredes de plastico, oyendo el pequeño ruido de explosión que deja finalmente libre esas pequeñas partículas de aire...o bien, estrujando todo el papel lleno de burbujas y sintiendo ese collar entrelazado de mini estallidos.
Y que me decís de extenderlo en el suelo, descalzarse y caminar sobre el papel lleno de burbujas, como pequeñas almohadillas que se rinden al soportar el peso...ummmm...

A falta de escapada al campo, vacaciones, etc... creo que es una buena alternativa.

¡Ains! que cuesta arriba se me está haciendo el día... y sólo pensar en los que me quedan hasta que llegue el ansiado mes de Julio... Curioso elemento el tiempo... todo el año ha sido un suspiro, y el día de hoy es eterno...

Creo que acabaré explotando como una castaña!!!!

Comentarios

PATY & JEAN ha dicho que…
Plenamente de acuerdo con tigo, de hecho, todas aquellas personas que solemos conducir por estas caóticas calles en hora punta y que en cuestión de segundos solemos alterarnos por tonterías deberíamos tener un trozo de este plástico; tocarlo y estrujarlo en vez de sacar medio cuerpo por la ventanilla e insultar al otro o contribuir a la contaminación acústica con el claxon. Seria una buena acción, repartir trozos de burbujas en los semáforos para evitar subidones.
Un saludo…
Noa ha dicho que…
Ummm, interesante...creo que me llevaré un trocito en mi coche...jejejeje.

Con el dia que tenía ayer, me llevé una grata sorpresa al llegar a casa y encontrarme un pequeño trozo que mi ángel de la guarda había dejado sobre la mesa...

Eso si que es un subidón, ¡pero de los buenos!

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