Mareo

Ya decía yo, que tanto subirme en montañas rusas acabaría por marearme...
Ultimemente mi vida era un parque de atracciones, con sus norias, sus montañas rusas, sus coches de choque...sin embargo no era nada divertido, porque yo no queria subirme en ellas.
Es como cuando eres pequeño y te dan miedo esos animales tan extraños del carrusel, con tantas luces, sonidos estridentes, rostros distorsionados de personajes que deberían resultar familiares...y tu padre mientras, te coloca en unos de esos seres extraños mientras lloras y te dice: tranquila si ya verás como es muy divertido... si, divertido si, un señor con cara de pocos amigos que te reclama una ficha que no tienes, y que le entrega despues de unos larguísimos segundos tu padre extasiado por lo bien que te lo vas a pasar, un sube y baja, mientras giras viendo pasar la cara de tu padre con líneas de velocidad, sentimiento de náuseas, niños miedosos como tu y el deseo de que aquello acabe cuanto antes...
Te bajas mareado, con ganas de que alguien frene el movimiento de la tierra y tu padre zarandeandote feliz con lo bien que seguro te lo has pasado...
Pues no, no es divertido.
Y a mi no me ha divertido nada todo este subir y bajar, este girar en redondo, estas caídas libres, chapuzones y saltos continuos.
Me siento mareada, y en ocasiones literalmente, mi salud se resiente ante tanta "diversión", llega un momento en que tu sentido del quilibrio se colapsa, tu estómago está dado la vuelta, y tu cansancio dice...es hora de descansar, paremos el movimiento.
Yo no soy amiga de las atracciones, no me gusta el decir un dia si y al otro no, y vuelta al si, y vuelta al no... me gusta la coherencia, me gusta que si dices que harás esto lo harás, y si dices que no, sea que no... está bien cambiar de opinión, pero hay cosas y temas tan importantes, que las opiniones son más que eso, porque vienen respaldadas por unos principios.
Y yo, por principios, odio las montañas rusas.